Sin campo no hay comida
El sector primario en España pasa por momentos difíciles. Los incrementos de precios en los piensos, combustibles y fertilizantes son la «gota que colma el vaso».
Además, la especulación de las grandes superficies ahoga a los productores que ya asumen en muchas ocasiones la venta de sus productos a pérdidas con tal de dar salida a sus cosechas o ganados.
Un ejemplo es el «mercadeo» de cítricos. El precio medio que el consumidor paga en un supermercado por un kilo de naranjas valencianas es de 1,60€ mientras que al agricultor se le están pagando 0,10€ por kilo.
Después de descontar los costes del cultivo, explotación y recolección, al agricultor no le queda beneficio. Esto desemboca en el abandono y prueba de ello es que cada año crece el número de hectáreas de terreno sin cultivo, abandonadas.
Este problema se acrecienta en el medio rural o la llamada «España vaciada»; donde el principal motor económico es el sector primario y donde la población huye ante la falta de oportunidades con destino a las grandes ciudades.
Y ahí sigue creciendo el problema medioambiental. Ciudades saturadas de personas, con grandes problemas de tráfico por carretera y lejos del lugar donde se producen los alimentos. Crecimiento incesante del uso de combustibles fósiles y emisiones desmesuradas de CO2 a la atmósfera.
¿Seguimos? ¿hacemos algo para cambiar nuestro destino?
